El acompañamiento: definición y posturas
Los límites de su definición son difusos y están sujetos a múltiples interpretaciones. Ahora bien, acompañar es una puesta en acción que requiere procesos, gestiones e incluso etapas.
Se trata de comprender lo que está detrás de esta noción en términos de posturas y actividades profesionales, así como los límites y desafíos a nivel relacional y contextual.
Una profesión en evolución
El acompañamiento de dinámicas ciudadanas de transición ecológica es evidente y fundamental y se enmarca en la continuación lógica del desarrollo sostenible.
Es un concepto muy reciente que hace evolucionar el oficio de los educadores ambientales
Es un concepto muy reciente que hace evolucionar el oficio de los educadores ambientales
Acompañar no es animar
Sandrine Cendrier , , de la red de educación ambiental de la Lozère anima una secuencia de trabajo sobre el tema del acompañamiento de proyectos entre estudiantes de licenciatura profesional
Objetivos pedagógicos de este recurso
- Comprender el concepto de acompañamiento- Identificar las competencias y posturas del acompañante
- Medición de los beneficios y los riesgos
- Comprender los retos del acompañamiento en el marco de proyectos territoriales
El oficio de acompañante
La palabra acompañante viene del término “compañerismo”, “compañero”, con el que se comparte el pan. Acompañar a “tomar como compañía” y luego “unirse a “. De esta etimología surge la idea de un desplazamiento común (Roberge, 2003) y la idea de compartir algo esencial (Ardoino, 2000).
- Un movimiento hacia una paridad de relación, incluso con una disparidad de posición, de lugar. Esta paridad tiene por objeto generar pares, semejantes y emparejamientos.
-Una duración: esta relación compartida se establece en el tiempo, con comienzos y secuelas. Persiste alimentándose del tiempo. Gaston Pineau (1998)
Un acompañamiento se realiza siempre en un marco institucional, se hace en nombre de los valores, de los criterios, de las finalidades de una institución/colectivo y bajo su control. Cuando el acompañamiento se hace en su propio nombre, la persona toma una postura de“guru”.
Según Ardoino (2000), el proceso de acompañamiento requiere una posición ética y aún más en un marco profesional.
La postura de acompañamiento no sólo evoca una actitud sino más bien un compromiso: el acompañante no es un observador externo, se compromete con el grupo, evitando interferir en él más allá de lo necesario para que el grupo sea lo menos dependiente posible.
Maela Paul (2007) ha definido cinco dimensiones que deben tenerse en cuenta en el acompañamiento:
Una dimensión ética que permite permanecer vigilante e interrogarse sobre el fundamento de nuestra postura de acompañamiento, los límites, el marco de benevolencia, de no poder y de respeto del otro.
Una dimensión de no saber que invita a posicionarse de igual a igual. Se evita la postura del experto para dejar más la palabra al otro.
El diálogo es fundamental, en el que cada uno es actor y autor de la relación saliendo de los papeles habituales para resolver juntos la problemática planteada. Esto implica una escucha que permite la interacción, la reformulación, el cuestionamiento, la atención al otro. De manera general, es la dimensión empoderante la que se pone de relieve en el acompañamiento, permitiendo a cada uno (acompañado/acompañante) evolucionar y evolucionar y « crecer en humanidad ». (M. Paul, 2007)
Las percepciones del rol de acompañante en los cuatro países socios
Es una postura de facilitador, mediador, experto si es necesario para ayudar metodológicamente a la ejecución de un proyecto de colectivo de manera sistémica y abierta en un proceso de empoderamiento y emancipación de todos las personas del proyecto. Se trata de acompañar la co-decisión, la co-construcción, aportando herramientas y metodologías del “reflexionar, construir y hacer juntos” apoyándose en una ética de democracia participativa.
Esto debe realizarse con una perspectiva de desarrollo sostenible, de transición ecológica en relación con las políticas territoriales locales.
Estos acompañamientos tienen una dimensión educativa que se arraiga en los valores impulsados por la EA y DS con acciones de sensibilización, informando a las personas para que se conviertan en personas informadas, formadas, sensibilizadas, con capacidad de análisis crítico, de tomar perspectiva, y de posicionamiento en el objetivo de autonomía y emancipación.
Esto implica tener diferentes niveles de competencia, ya que requiere saber “enseñar haciendo” en una dinámica horizontal, compartiendo conceptos, enfoques, métodos y posturas. Se trata ante todo de un proceso.
La postura de la persona acompañante está asociada a la de los profesionales de la educación ambiental. Se refiere también al ámbito sociopolítico y, en general, a las personas que participan en proyectos que tienen un impacto sobre el medio ambiente.
Los procesos en juego en el acompañamiento
El acompañamiento es un proceso, un proceso que se realiza en el tiempo y en el espacio.Según Noël Denoyel (2007, pág. 149), hay tres niveles de clarificación en la función de acompañamiento:
- Identificar la complementariedad de las y los actores y socios y socias (quién es quién, juegos de actores, posicionamiento, etc…)
- Asumir/aceptar la reciprocidad reflexiva sobre la situación de acompañamiento (aceptar que la situación sea discutida, reflexión por el grupo/persona acompañada)
- Clarificar las mutualidades cooperativas (complementar las competencias y los espacios de cooperación)
El acompañamiento de gestiones colectivas
Es importante distinguir entre el acompañamiento en situación individual y el acompañamiento de dispositivos colectivos.- Debe aclararse el marco del acompañamiento y de la intervención del acompañante, negociado, de manera suficientemente explícita para evitar los equívocos sobre el estatus y la legitimidad del acompañante a fin de no oscurecer la dinámica de proyecto propia del grupo.
-El acompañante encarna así el principio de realidad “recordando al grupo y a cada uno de sus miembros las exigencias de la situación colectiva, en el sentido de que les corresponde a ellos mismos alimentar en principio el placer de su propio proyecto colectivo, el placer de un ser juntos, si desean que este proyecto colectivo se lleve a cabo con éxito.” (Boutinet, idid.).
El principio del placer es importante porque un grupo no puede durar bajo coacción o resignación.
En general, la importancia de utilizar diferentes técnicas e instrumentos que consiguen sorprender y motivar al grupo en todo momento.
Boutinet (ibíd.) distingue dos tipos de acompañamiento según las perspectivas deseadas:
- Acompañamiento-objetivo: Es un acompañamiento para “facilitar” la ejecución de un proyecto. La atención del acompañante se centrará en los objetivos que deben alcanzarse y en el proceso-formador-empoderador para alcanzarlos.
- Acompañamiento-mantenimiento: caracteriza un acompañamiento “reflexivo“ que afecta más al grupo, a las personas y a sus dinámicas propias. El acompañante permite al grupo posicionarse, hacer análisis de práctica profesional o intercambios de prácticas. Se trata de una dimensión “formadora-acompañante”.
Fuentes y recursos
Imprimir esta página
Autoras de la página : Orane Bischoff et Sara Velazquez
